El Qorikancha era el centro del mundo Inca. De él partían los llamados ceques, las líneas imaginarias que organizaban los santuarios o huacas alrededor del Cusco y que otorgaban a la capital del Tahuantinsuyo su carácter sagrado. Sobre sus cimientos, los españoles construyeron la Iglesia y Convento de Santo Domingo.
Luciendo en su interior paredes recubiertas con láminas de oro, el Qorikancha –“recinto del sol”- habría sido remodelado por Pachacútec durante la reconstrucción del Cusco alrededor del año 1438. No se sabe con certeza quiénes lo habrían construido pero la obra sería de épocas pre-incas, cuando dominaban el Cusco una serie de “ayllus” conocidos como los ayarmacas, quienes lo llamaban Inticancha.
El cronista Inca Garcilaso De La Vega describe que había también en el Qorikancha diferentes divinidades y un inmenso jardín con animales de oro y plata de tamaño real, tesoros que fueron entregados a los españoles para el rescate de Atahualpa; lo demás fue saqueado, alrededor de 1533, para ser fundido y enviado a España. Finalmente, en 1560, Juan Pizarro daría en herencia el “Templo del Sol”, el centro religioso más importante del Tahuantinsuyo, a la orden religiosa de los dominicos, quienes son sus dueños hasta la actualidad.
Actualmente el Convento de Santo Domingo es uno de los principales centros culturales de la ciudad del Cusco. Además de las exposiciones temporales, en sus espacios se organizan conciertos, charlas, proyecciones audiovisuales, presentaciones de libros, funciones teatrales, festivales y encuentros artísticos.