21 octubre, 2013

El Corredor Cultural Quechua

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Aquello que actualmente  conocemos como “cultura quechua” es, contrariamente a lo que se cree, anterior a los incas y se habría ido construyendo desde los remotos tiempos de la cultura Chavín. Su expresión cultural por excelencia fue el idioma quechua –o runa simi, la lengua del pueblo-, que se habría expandido a través de los Andes centrales hasta abarcar toda la extensión de los territorios que actualmente ocupan Ecuador, Perú, Chile, Bolivia y parte de Argentina. El quechua habría llegado a la zona sur del Perú –Cusco y Puno- posteriormente, donde tuvo influencias de la otra lengua oriunda de esta zona, el aymara.

Y Puno, cuna de la cultura Tiahuanaco, es la región donde el choque cultural quechua-aymara ha quedado perennizado en dos rutas que se han llamado “Corredor Cultural Quechua” y “Corredor Cultural Aymara”. En esta nota les contaremos acerca del primero y de los atractivos turísticos que se encuentran en esta ruta.

El Corredor Cultural Quechua está conformado por un recorrido a través de los pintorescos pueblos ubicados en las márgenes del lago Titicaca. La travesía se inicia con la visita al pueblo de Paucarcolla, su iglesia, las minas de Cueva y las cataratas de Totorani y Vizcacha Pucará.

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La siguiente parada es en Hatuncolla,  un pequeño pueblo cuyas viviendas han sido preparadas para que los turistas puedan ver la forma cómo viven y se organizan sus pobladores. La arquitectura de sus casas introduce elementos traídos por los conquistadores españoles, como el arco -estructura desconocida por las poblaciones autóctonas-, en cuya parte superior acostumbran colocar los famosos «toritos de Pucará».

En Sillustani, a las orillas de la laguna Umayo, podrán ver el cementerio de las culturas preincas (Kolla) e Inca. Las tumbas, llamadas chullpas, construidas en piedra, tienen la forma de conos invertidos, construcciones que en menor número se encuentran también en otras zonas del altiplano, como Acora o Ilave.

La pintoresca isla de Taquile (Intika en quechua), en el lago Titicaca, pertenece al distrito de Amantaní, y está situada a 45 km de Puno. Intika fue parte del Imperio Incaico, por lo que hasta el día de hoy se pueden apreciar algunos restos arqueológicos. Esta fue una de las últimas localidades que capitularon frente a los españoles en el siglo XVI.

Por su lado, en la isla de Amantani –donde viven unas 800 familias repartidas en 8 comunidades-, se dedican a la agricultura –cultivan papas, ocas, cebada y habas- y a la crianza de bovinos y vacunos. Su actividad textil es semejante a la de Taquile, tanto en variedad como en diseño.

Pucara lo embelesará. Con sus ruinas pre-incas, antiguas iglesias coloniales, además de una rica artesanía en barro cocido (son conocidos sus toritos de Pucará). La historia de la cultura Pucará se remonta a 500 a. C. -teniendo como principales antecedentes a las culturas Qaluyo al norte y Chiripa al sur del Titicaca-, y se caracterizó por sus grandes construcciones a manera de pirámides que integraron una gran ciudad prehispánica donde se encuentran monumentos esculturales.

Considerada la capital ganadera del Perú, Ayaviri tiene diversos atractivos como la Catedral San Francisco de Asís (1696), uno de los monumentos históricos más bellos del departamento, con su arquitectura de estilo barroco y sus paredes adornados con óleos de la Escuela Cusqueña.

En Lampa,  ciudad conocida como «Ciudad de las 7 Maravillas», encontramos el Templo de Santiago Apóstol, construído entre 1675 y 1685.Dentro de las imágenes del templo está la imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción, hecha en yeso y traída de España, entre los años 1792 a 1795 (fines del siglo XVI) con el nombre de Vírgen del Pilar. Entre sus atractivos también destacan las chullpas de Sutuca, Tarucani, Tacara, Huayta (época Inka), Ccatacha, y las fortalezas o pukaras de Aukyni, Pukarani (Nicasio), Lamparaquen.

Como la mayoría de los pueblos andinos, la fundación primigenia de Azangaro se pierde en la penumbra de los tiempos, por lo que se estima que ha tenido dos fundaciones: una pre inca o quechua y la otra española como producto de la conquista.

El origen de su nombre no está claro, pero los escritos locales le asignan a Macusani diversas historias para su creación, uno de ellos relacionado con  una princesa llamada Maicusa, que habría sido socorrida y protegida en sus parajes durante una persecución de guerra, no está claro, sin embargo, el «reino» al que pertenecería ni hay registro de la comarca contendiente. Entre sus atractivos tenemos los imponentes nevados que lo rodean, sus aguas termales, y los restos arqueológicos de Pitumarca, las ruinas de Phusa y misteriosas pinturas rupestres.

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El recorrido finaliza en Sandia, lindo pueblito de la cuenca del río Candamo, un lugar ideal para la práctica del turismo de aventura y ecoturismo en sus bosques tropicales.

Si estás de paseo por Puno, no puedes dejar de darte una vuelta por este Corredor Cultural Quechua, una ruta llena de historia y tradición andinas.